El equilibrio en la comunicación: una lección del discurso de Steve Jobs

Cómo combinar filosofía y marketing para comunicar con impacto

Cuando utilicé el discurso de Steve Jobs en Stanford para motivar a mi equipo de vendedores (https://www.youtube.com/watch?v=HHkJEz_HdTg), no imaginé que estaría frente a un mensaje que iba mucho más allá de la motivación empresarial. Jobs, con su tono sereno y sus historias personales, no solo inspiraba ambición, sino que también transmitía una filosofía de vida profundamente estoica: la capacidad de mantener el equilibrio frente a la adversidad y avanzar con determinación.

Su mensaje, dirigido a los recién graduados de una de las universidades más prestigiosas del mundo, podría haber generado distancia entre el orador y su público. Después de todo, Jobs no estudió en Stanford, ni siquiera terminó la universidad. Sin embargo, con humildad y serenidad, convirtió esa aparente diferencia en una oportunidad para conectar. Había vivido el fracaso, el rechazo y hasta una grave enfermedad. Pero lo que cautivó no fue su sufrimiento, sino su testimonio de superación. Esto es puro estoicismo: no quejarse, sino encontrar la fuerza en las propias circunstancias.

El discurso de Jobs es un ejemplo perfecto de cómo el equilibrio es el cimiento de una comunicación efectiva. No era frío ni distante, tampoco exageradamente emotivo. Se centró en el mensaje, no en las emociones. Si hubiera dramatizado de más, podría haber parecido que no había superado sus adversidades; si hubiera sido demasiado impersonal, habría perdido conexión.

Además, su estilo comunicativo es un modelo de claridad y propósito. En lugar de divagar, estructuró su mensaje en tres historias que destilan lecciones profundas: seguir nuestra curiosidad, aceptar las pérdidas con dignidad y perseguir nuestros sueños con pasión. Todo esto lo transmitió con una actitud relajada, pausas justas y una voz firme pero cercana.

Al final, la lección que dejó a su audiencia –“permanezcan hambrientos, permanezcan alocados”– es un recordatorio de que la vida está llena de incertidumbres, pero también de oportunidades si las enfrentamos con serenidad y determinación.

Así como este discurso impactó a los estudiantes de Stanford, también dejó una huella en el equipo comercial durante una campaña de marketing que liderábamos en ese momento. ¿Qué podemos aprender para nuestra propia comunicación? Tal vez sea la idea de que, como hizo Jobs, el mensaje se vuelve más poderoso cuando nace de la autenticidad y el equilibrio. El mensaje era perfecto para lo que buscaba en aquel entonces: motivarlos a estar hambrientos de éxito, a perseguir sus valores y a creer en sí mismos.

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